Estoy viajando a lugares que no conozco. Viajar a lugares que no conozco es de alguna manera: conocerme. Valga esta redundancia porque ¡me he reconocido dentro de un nuevo mar en un océano que ya conocía! ¡Ayer me zambullí al mar! Sentí lo turbio, lo profundo, lo no visible, y sentí lo salado. Hacia mucho tiempo que no sentía la sal, que es para mi un condimento esencial. Conserva, tapa, y sana lo que se le entregue. Y así estuve yo, siempre, entregándome al mar, detrás de lo que hay en mi, mojado y recubierto. ¡La sal me ha despertado! ¡La sal ha despertado en mi la sensación del saboreo, y la sensación del querer-más! ¡Pero ni toda la sal del océano alcanzaría al paladar del querer-mas! Así, ayer mientras despertaba descubrí que lo mas terrible del mar es morirse de sed. Y que la sal es inmensa e inagotable como el mundo. Quise mas, entonces nade. Me sumergí y encontré una piedra, idéntica a otra que ya había encontrado. Le tome una foto, mientras Mia tomaba otras de mi. Supe que no era muy vieja. Las piedras más ancianas ya no son piedras, son la arena.
Mientras sigo viajando, y escribiendo, y conociendo, y viajo con
@miafinki y me encanta