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@ignaciomateosvivancos
Hace 50 años que mi familia paterna llegó a Málaga. Ellos venían de Larache, Marruecos, y eran unos de tantos españoles que nacieron y vivieron allí durante el Protectorado y las décadas que sucedieron a la independencia del país vecino. Los recuerdos y anécdotas de mis abuelos y mi padre siempre giran alrededor de lo felices que se sentían allí y de lo fácil que era la convivencia entre culturas.
Ahora, tanto tiempo después, hemos vuelto a Larache para contar cómo fue esa despedida de la tierra que siempre han llevado en el corazón. La tierra de Maru, de Antonio, de Sergio y de tantos hermanos larachenses que, a día de hoy, se reparten a lo largo y ancho del mundo. Muchos siguen allí y han arrimado el hombro para que “Moro”, nuestro nuevo proyecto, sea una realidad.
El relato de mi padre que da origen al proyecto es un cuento basado en hechos reales y que, si podéis, os recomiendo leer. Es una historia de desarraigo y de choque de realidades, de tolerancia y de racismo. Me enorgullece decir que esa convivencia que tantas veces ha relatado
@sergiobarcegallardo se ha trasladado a nuestro rodaje, y por eso ha sido tan auténtico. Ambientar Larache en los años 70 es una idea que todo el mundo rechazaría a las primeras de cambio, pero lo hemos logrado gracias a un equipo envidiable en el que profesionales y amigos han estrechado lazos para que el escrito cobrase vida.
Tengo mucha gente a la que agradecer el esfuerzo titánico que han hecho, empezando por el productor, César Martínez, el más temerario de todos al poner en marcha el corto. Sin él no habríamos puesto un pie en Marruecos.
En el equipo hay viejos amigos y otros tantos a los que puedo llamar así después de esta increíble experiencia:
@jroigmy tras la cámara junto a
@hugorocker_ ,
@magdaverdu y Antonio;
@cristina_campayo haciendo magia con el vestuario junto a
@drew.mttg ,
@juliustattoo y
@martadenadou en la distancia,
@beatrizlopezherrerias y su pedazo de equipo de arte (
@maria_granadaa ,
@kike.inchausti ,
@maria.gestoso , Jara, Álex y Eva) recreando los espacios del relato, (con Ahmed Belkhadir haciendo lo propio en Larache, una tarea nada sencilla)…
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